domingo, noviembre 27, 2005

La espuma de los días

Situación no real, pero posible:
Domingo. Leyendo "La espuma de los días" de Boris Vian. (Me lo recomendaron hace poco y yo hago lo mismo). De repente te encuentras con esto:

-¿Por qué miran con tanto desdén? –preguntó Chloé-. Al fin y al cabo, trabajar no es para tanto.
-Se les ha inculcado la idea de que trabajar es algo bueno –dijo Colin-. En general, se considera así. Pero, de hecho, no hay nadie que lo piense. Se hace por costumbre y para no pensar en ello precisamente.
-De todas maneras, es una tontería hacer un trabajo que podrían hacer las máquinas.
-Pero las máquinas habría que construirlas –dijo Colin-. ¿Y quién va a hacerlo?
-¡Bueno, por supuesto! –dijo Chloé-. Para hacer un huevo, hace falta una gallina, y una vez que se tiene la gallina se pueden tener montones de huevos. Así que vale más empezar por la gallina.
-Habría que saber quién impide fabricar las máquinas –dijo Colin-. Lo que falta, por lo visto, es tiempo. La gente pierde el tiempo en vivir y entonces ya no le queda tiempo para trabajar.
-¿No será más bien lo contrario? –dijo Chloé.
-No –dijo Colin-. Si tuvieran tiempo para construir máquinas, luego ya no tendrían necesidad de hacer nada. Lo que yo quiero decir es que la gente trabaja para vivir en lugar de trabajar para hacer máquinas que les permitan vivir sin trabajar.
-El asunto es complicado –consideró Chloé.
-No dijo Colin-. Es muy sencillo. Por supuesto, habría que ir poco a poco. Pero se pierde tanto tiempo en hacer cosas que acaban gastándose...
-Pero ¿no crees tú que les gustaría más quedarse en casa y besar a su mujer, ir a la piscina y a divertirse?
-No –dijo Colin-, porque no piensan en ello.
-Pero ¿acaso es culpa suya si creen que está bien trabajar?
-No –dijo Colin-, ellos no tienen la culpa. Es que se les ha venido diciendo: “El trabajo es sagrado, el trabajo es bueno, el trabajo es hermoso, el trabajo es lo que cuenta antes que nada y sólo los que trabajan son quienes tienen derecho a todo”. Lo que pasa es que se organizan las cosas para hacerles trabajar constantemente y entonces no pueden aprovecharse de ello.
-Entonces, ¿es que son tontos?
-Sí, son tontos –dijo Colin-. Por eso están de acuerdo con quienes les hacen creer que el trabajo es lo mejor que hay. Eso les impide reflexionar y tratar de progresar y dejar de trabajar. (...)

Y, a continuación, pones el despertador para levantarte, siete u ocho horas después, a trabajar. Con dos cojones...

Lo peor es que no te has encontrado nada nuevo. Es algo que ya has pensado, entrevisto o sospechado. Simplemente alguien lo ha puesto por escrito. En 1947. Hace dos o tres generaciones. Dos o tres vidas laborales. Y vuelve esa molesta sensación (certidumbre) de que nos están tomando el pelo. A todos. De cualquier modo, opino que es preferible (para uno mismo) dejarte engañar a que te engañen sin darte cuenta.
Pues eso, que en la porra de la entrada anterior yo voto por antes de 2025.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

no creas tú que estoy muy convencido de esa moraleja tuya final. quizás el dejarte engañar es un poco de hambre para mañana. te dejas engañar porque pasaspalabra, lo malo vendrá el día que te plantees porqué lo dejaste pasar tan fácilmente.

Anónimo dijo...

más bien me refiero a "dejarse engañar" en vez de "engañarse uno mismo", no se si me explico: decir: "ok, hago esto porque es lo más cómodo para mí en este momento, soy un vago, etc (lo que sea), pero soy consciente de que las cosas no son así"; en vez de "bueno, si no queda más remedio lo haré, si las cosas tienen que ser así, qué se le va a hacer". Más o menos. Algo así como procurar no perder una perspectiva de las cosas.